La artesanía del tabaco se introdujo en La Palma a mediados del siglo XIX, con el retorno de los emigrantes que habían viajado a Cuba en busca de fortuna. Vienen desde muy antiguo su fama y su reconocimiento. En la exposición regional de Canarias, celebrada en Las Palmas de Gran Canaria en 1862, el palmero Esteban Abreu Lecuona obtuvo medalla de plata al concurrir en la sección de agricultura con un mazo de tabaco habano en hoja. Las semillas actuales llegaron desde Cuba durante la década de 1940. Llamadas popularmente pelo de oro, su presencia significó que en la posguerra muchas familias pudieran subsistir cultivando un puñito de tabaco, en un trabajo en el que colaboraban todos sus integrantes.